Hoy en día, la mayoría de nosotros conocemos el concepto de homeostasis: una propiedad de los organismos que los capacita para mantener una condición interna estable pese a los cambios en su entorno. Esto ocurre mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior. Por lo tanto, el organismo realiza respuestas adaptativas con el fin de mantener la salud. Sin embargo, ¿cómo llegó la ciencia a descubrir este mecanismo clave para la vida?
En el siglo XIX, el biólogo francés, Claude Bernard mencionó por primera vez esta autorregulación. A pesar de ello, su descubrimiento se le atribuye a Walter Cannon, un fisiólogo estadounidense que en 1926 acuñaba y describía por primera vez el término homeostasis. Cannon ilustró el concepto describiendo una serie de mecanismos que mantienen la condiciones constantes del medio interno en los animales superiores. Entre estas condiciones incluía la glucosa y el oxígeno en sangre, la temperatura, la presión osmótica o la concentración de protones. El fisiólogo demostró que estos mecanismo estaban implicados en dichas reacciones mediante sus experimentos sobre el papel del sistema nervioso autónomo y las secreciones de las glándulas adrenales.
La homeostasis nos ayuda a comprender numerosos fenómenos que ocurren en nuestro organismo, así facilitando el entendimiento del funcionamiento del cuerpo humano y ofreciéndonos la posibilidad de aplicar estos conocimientos en diversos campos como la medicina.
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